Dicen los filosofos que el gana más que el que da es el que recibe, y la historia de la tecnología está llena de ejemplos que lo avalan. Compartir es un invento o sistema a veces mas rentable que exigir el pago de derechos por la patente.
Uno de los casos más claros ocurrió durante los años setenta del siglo XX, cuando nació el video doméstico. Al mercado salieron, practicamente al mismo tiempo, tres sistemas: el 2000, el Beta y el VHS. El mejor, a decir de los expertos, era el primero, seguido por el Beta, pero ambos decidieron no ceder la tecnologia a tras empresas para que ofrecieran películas en esos formatos. Así que el VHS, que sí la cedió gratuitamente, fuen el que se quedó con todo el mercado. El 2000 desapareció por completo y el Beta quedo para grabaciones profesionales.
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